"El malvado brujo y archienemigo".
Así define Jack London al protagonista de su relato El enemigo del mundo entero, un ejercicio de creación pionera de un supervillano, un archiantagonista en toda regla, que viene a confirmar lo que está ya más que confirmado: que por mucho que nos gusten y disfrutemos de los comics y la mitología de los súper héroes, y en contra de las pretensiones de quienes la explotan en en el audiovisual de nuestros disparatados días, con su corolario de pancartismo doctrinario y como si estuvieran gestionando la segunda venida de Cristo, la narrativa de súper héroes no ha inventado nada que de un modo u otro no estuviera ya inventado en la mitología y absorbido y reinterpretado/reinventado en la literatura.
Así que menos querer trepar al pináculo de la cultura popular como si hubieran descubierto una cura para el cáncer y marchando una saludable ración de humildad para los flipados palmeros y propagandistas de la cosa.
Y más tiempo de lectura como ocio para todos tampoco vendría mal.
Los tomates pochos y las acusaciones a las que no voy a contestar me las depositan en la bandeja de la izquierda, y no olviden recoger su ego sobrealimentado a la salida.
Gracias.
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