SEAT 600

Cada año por estas fechas aparece siempre en mi barrio este vehículo que a fuerza de repetir puntualmente sus apariciones ha adquirido cierta cualidad de objetos significativo y misterioso, sin serlo. Casi estoy tentado de pensar que a mí me sirve como apunte de memoria para saber de dónde venimos y recordarme los tiempos en que era más joven y consecuentemente mas ingenuo. Mi primera clase de conducción la recibí en un descampado del barrio de Vallecas junto con un amigo de aquella época, Agustín, excelente dibujante que enfocó ese talento que yo le envidiaba hacia la arquitectura. Su padre ejerció de profesor con una paciencia infinita en mi caso digna de mejor causa. Dimos los dos unas cuantas vueltas por aquel lugar/no lugar al volante de un seiscientos una semana antes de empezar a ir a la autoescuela, en la que mi amigo consiguió el permiso de conducir mucho antes que yo. Yo aprobé a la cuarta, y por el camino conseguí que mi primer examinador de práctica s...