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domingo, 14 de abril de 2024

TERROR: SOY LEYENDA EN VERSIÓN ESPAÑOLA

 

Publicada en 1954, Soy leyenda, la novela de Richard Matheson, es un clásico imprescindible de la temática vampírica inspirado, según el propio autor, por la novela Drácula, de Bram Stoker, y ha recuperado vigencia a la luz de la última pandemia de COVID-19, que parece haber dejado a nuestra sociedad sumida en la perplejidad de la liebre perdida a medio camino del cruce de una carretera y deslumbrada por las luces del coche que la va a destripar contra el asfalto en unos segundos, sin ser capaz de moverse ni haber aprendido nada de ese encuentro con la muerte. 

En el territorio del largometraje Soy leyenda ha sido adaptada al cine en varias ocasiones, destacando por distintos motivos la trinidad formada por El último hombre sobre la Tierra (Ubaldo Ragona y Sidney Salkow, 1964), protagonizada por Vincent Price, El último hombre vivo (Boris Sagal, 1971), y Soy Leyenda (Francis Lawrence, 2007), a las que hay que añadir la versión oportunista producida por de The Asylum con Mark Dacascos como protagonista, concebida para vampirizar el presumible despliegue promocional de esta última, I Am Omega (Griff Furst, 2006), y una variante no declarada pero igualmente inspirada/fusilada por la novela de Richard Matheson, Cyborg (Albert Pyum, 1989), producida por Cannon  y protagonizada por Jean-Claude Van Damme. 

Pero a todas ellas hay que añadir un más que sólido cortometraje español que fue ejercicio audiovisual de la ya desaparecida Escuela Oficial de Cine y merece sobradamente ser tenido muy en cuenta en las adaptaciones audiovisuales de la novela de Richard Matheson. 

Bajo el título de Soy leyenda (1967) este cortometraje dirigido por Mario Gómez Martín con guión suyo y de Alfonso Núñez Flores, es una versión muy cercana a El último hombre sobre la Tierra al tiempo que recoge guiños que muestran el empeño por reflejar en su construcción visual del terror referencias a clásicos imprescindibles como El gabinete del doctor Caligari (Robert Wiene, 1920)




M, el vampiro de Düsseldorf (Fritz Lang, 1931)


A los mismos se suma, en beneficio del vigor de su propuesta, la capacidad de este cortometraje para recoger en su panoplia de propuestas visuales la inevitable influencia contemporánea de las películas de Michelangelo Antonioni en su tratamiento de los espacios y paisajes desolados, la arquitectura de la incomunicación en su dibujo de ese vacío dentro y más allá de la ciudades y de los edificios que rodea y expresa el propio vacío en las vidas de sus protagonistas. 



Sumándose a todo lo anterior, sobresale también el ojo cinematográfico para localizar con un mínimo de medios en lugares que visten la historia con rotundidad inquietante, en la misma línea de la primera versión de largometraje de la novela, El último hombre sobre la Tierra. Añadiendo además el comentario limítrofe con la nota crítica a pie de página que le echa pulso a la censura de la época.





Armada con todo ese talento para sacar el máximo a las mínimas posibilidades económicas e ingeniárselas para abrir paso al comentario social desde el terror y la ciencia ficción, esta versión de Soy leyenda, ejemplo de metáfora sobre la soledad y la incomunicación, anticipa además el tono y las premisas muy interesantes que plantearían pocos años más tarde publicaciones del mundo del comic como las revistas Dossier Negro (nacida en 1968) y Vampus (nacida en 1971), sirviendo así como pionera del comienzo de una época dorada del terror en la cultura popular española. 














 


sábado, 13 de abril de 2024

CIENCIA FICCIÓN Y TERROR: NÉMESIS THE WARLOCK

El amigo @Telly_Chavalas, del blog El antro friqui de Telly Chavalas (supertellychavalas.blogspot.com), me hizo un regalazo de comics las pasadas navidades y acabo de devorar el primero: Némesis The Warlock. 

Reencuentro con una época en la que el comic era al mismo tiempo más sencillo en su planificación de pagina, que no simple, y más complejo tanto en el contenido como en el propio dibujo de pesadilla. 

Un momento interesante en la evolución del cómic británico y de la revista 2000 A.D. el que plantea este tomo, que además es ejemplo de la capacidad de manejar la fusión de géneros y referencias con una fluidez solo superada por su capacidad satírica. 

Tras la misma, como explican los textos de complemento del tomo, una joya de edición para coleccionistas, se encuentra la memoria del pasado de abusos sufridos por el guionista Pat Mills, que afortunadamente no consiguieron truncar su futuro, pero sí dejaron una marca siniestra y oscura en sus propuestas capaz de vestir una gran e innovadora propuesta de ocio en viñetas con ciertos ecos de denuncia. 

En las páginas de este tomo, extraídas de una gloriosa época de la revista 2000 A.D. se dan cita con los rompedores guiones de Mills los no menos revolucionarios dibujos de Kevin O'Neill y la brillante solidez del talento del vallisoletano Jesús Redondo, cuya obra bien merece seguir siendo recuperada para regocijo de los aficionados. 

Un viaje a uno de los mundos más ricos y totalmente imprevisibles de la ciencia ficción fusionada con el terror y las aventuras de ópera espacial en el que se cruzan los caminos e influencias de las películas de terror de la productora británica  Hammmer Films y se anticipan las propuestas de Warhammer 40.0000.

martes, 9 de abril de 2024

TERROR: AULLIDOS, LICANTROPÍA Y SENTIDO DEL HUMOR

 Joe Dante se marcó un homenaje al cine de licántropos con su Aullidos (1980) y se echaba unas risas al mismo tiempo que invitaba al público de la época a echarse unos gritos. 

Entre los muchos guiños repartidos por la película:

Cameo de Roger Corman




Cameo de Forrest J. Ackerman haciendo publicidad de su revista (product placement entre amiguetes). 


Homenaje visual a Lon Chaney Jr., el segundo Hombre lobo de Universal Studios. 

Un Drácula clásico de Universal Studios con papel y chiste de diálogo: John Carradine

"Maldita sea, con mi dentadura postiza no puedo masticar la carne"


Y un veterano del western, Slim Pickens, haciendo de sheriff y con su propio chiste, este mediante diálogo y montaje: 

"Yo no me preocuparía, señor Halloran. estoy seguro de que está a salvo"...


... mientras el tal Halloran ve esto en la televisión: 


Y junto con todo lo anterior, Dee Wallace... 



... su amiga Belinda Balaski...




             ... y una cara sonriente.







domingo, 31 de marzo de 2024

GORGO, PRIMO DE GODZILLA


Teniendo en cuenta que tenemos otra vez a Godzilla recién llegado a la cartelera he dedicido rendirle homenaje nostálgico a aquellas otras tardes de domingo de los años sesenta y setenta que me pasaba o en un cine de sesión continua y programa doble o en alguna parroquia de mi barrio en la que pusieran alguna película para la chavalería por cincuenta o setenta y cinco pesetas. Precio módico, hablando de un primo de la lagartija japonesa sobrealimentada con nutritiva energía atómica: Gorgo. 

Gorgo, dirigida por Eugene Lourie en 1961, era una de las películas que solían poner en esas sesiones y es la que me he puesto yo esta tarde. Argumentalmente es una variante de King Kong, con unos marineros que capturan un bicho reptilesco primo del Godzilla y se lo llevan a Londres para exhibirlo en un circo. 

Mala idea.

El bicho tiene madre. Y la madre tiene muy mala leche, además de abultar cuatro veces más que el hijo. 
Resultado: destrozo total de la ciudad del Támesis, con especial atención a sus monumentos más carismáticos, naturalmente. 


¿Qué sería de estas películas de monstruos gigantes si las criaturitas no pudieran echar abajo los monumentos más postaleros de cada ciudad que visitan? ¿Acaso no son todas estas producciones con bicharracos gigantes cabreados una variante de las guías turísticas en clave destroyer?

 Pues eso.
Total, que la madre va a buscar al hijo a Londres y la lía parda. 
Mejor que las producciones japonesas sobre Godzilla y jugando con la situación ambigua del espectador frente al monstruo merced a incrementar la empatía con el bicho respecto a la fórmula de King Kong, haciendo que en lugar de un gorila peludo sea una madre lagarta que busca a su cría, y cambiando a la rubiales macizorra que ponía cachondo al primate por un niño que se identifica con la lagartija secuestrada
Gorgo empieza con un buen planteamiento de intriga en una isla reforzada por un paisajismo tenebroso.
Luego se entrega al habitual despliegue de efectos visuales y movilización de efectivos militares para combatir la amenaza siguiendo la pauta de las películas japonesas y las norteamericanas del mismo asunto producidas en la década de los cincuenta. 
Al final les sale una curiosa película de catástrofe en la que no queda una casa londinense en pie.
Asumo que el destrozo nos gustaba más a los chavales en aquellas sesiones de las que he hablado al principio que cualquier reflexión sobre la maternidad responsable o cualquier mensaje proto-ecologista que pudieran pretender sugerirnos los responsables de la película. La fórmula bicho grande y gritón destroza todo lo que se le pone por delante inspiraba incluso cierto afán emulador en la chiquillería al terminar la proyección.
Sospecho que por eso se daban tanta prisa los encargados de la parroquia en desalojar el lugar, no fuera que nos pusiéramos a buscar nosotros también a Gorgo destrozando el mobiliario circundante.
Una frikada bastante curiosa, imprescindible en toda buena Frikiteka.
Bueno, y además sale el Banco Español en Londres…


CLINT EASTWOOD CONTRA LA ARAÑA GIGANTE

 

Seguro que alguna vez han leído aquello de: "Matar moscas a cañonazos". 

Pues eso. 

Esta Semana Santa en la que, con Godzilla y King Kong: El nuevo imperio, los bichos gigantes se han adueñado de la cartelera cinematográfica compitiendo con los pasos de Semana Santa que el clima turbulento ha dejado salir de las iglesias, es bueno recordar los orígenes en el control de plagas gigantes de un grande del cine. 

Antes de ser Harry el Sucio, Clint Eastwood se dedicaba a ejercer como insecticida de bichos gigantes. 

La película es Tarántula (1955), dirigida por Jack Arnold, maestro en eso de sacar a los insectos de su tamaño para convertirlos en amenazas magnificadas para la especie humana. 

Me gusta pensar que ya en este mítico momento el Clint-insecticida dijo aquello de "Bicho, alégrame el día", pero no lo escuchamos porque llevaba el chisme ese puesto en la boca y además el avión hacía mucho ruido. 

Si tienen una araña en casa no lo duden: llamen a Clint. 



sábado, 30 de marzo de 2024

TRATADO SOBRE LOS VAMPIROS, de Augustin Calmet

 

Un libro es siempre una sorpresa, y aquellos que no leen no saben lo que se pierden. Pero en el caso concreto de este Tratado sobre los vampiros del padre Augustin Calmet que ha traducido Lorenzo Martín del Burgo y en el que sospecho que le debemos mucha tarea de impulso en el proyecto editorial a Luis Alberto de Cuenca, prologuista del proyecto, cuya biblioteca personal ha suministrado al volumen algunas de las ilustraciones que adornan el texto, debo reconocer que me he llevado varias sorpresas a la vez.

La primera ha sido descubrir un texto que ciertamente sienta algunas bases del tema vampírico.

UPIROS, VAMPIROS, BRUCOLACOS


La segunda es que el tema vampírico, a pesar del título, no es el centro ni la parte más abundante de material tratado por el libro, sino sólo una especie de punto de partida para un tratado sobre la muerte y la vida después de la muerte según las distintas culturas y religiones. Siendo religioso, el autor no puede evitar decantarse por las opciones propias de su condición, esto es, del dogma católico, y es precisamente eso lo que aporta una segunda y tercera lectura del texto que quizá nos aleja del vampirismo propiamente dicho, o lo pone en un segundo término, pero al mismo tiempo le otorga un significado muy revelador sobre otros aspectos no menos interesantes y curiosos.

Dicho de otro modo: tras las anécdotas y casos narrados sobre revinientes, upiros, vampiros o brucolacos de Grecia, Polonia, Rusia, Hungría o Moravia, encontramos toda una abundante recopilación de opiniones y anécdotas y casos narrados sobre aparecidos y muertos que reviven que van desde el Antiguo y el Nuevo Testamento y la antigüedad griega y romana hasta el siglo de las luces y bien merecerían estar en un libro dedicado a repasar las peripecias de los muertos vivientes. Y es en ese viaje sobre los resucitados donde tropezamos con numerosa materia prima para la reflexión sobre distintos aspectos que lejos de quedar circunscritos a la temática vampírica van mucho más allá.

Para empezar, el tema de los vampiros, upiros, revinientes o brucolacos se me antoja que fue a mediados del siglo XVIII algo similar a la fiebre o moda de los ovnis en los años sesenta y setenta. Tienen ambos temas unos puntos en común muy curiosos que añaden cierto morbo sadomasoquista al ya de por sí sobradamente morboso enfoque del asunto en sí: nacen de una situación social relacionada con el enfrentamiento de las religiones -en el caso de los vampiros- o con la quiebra de las religiones tradicionales -en el caso de los ovnis-, y por otro lado incluyen el daño inflingido por el fenómeno extraño a los seres humanos, ya sea el mordisco que roba la sangre en el caso del vampiro o las abudcciones y la sondas anales en el caso de los ovnis.

DAN MÁS MIEDO LOS CAZADORES DE VAMPIROS QUE LOS VAMPIROS

Pero es que además de conocer las peripecias de San Macario resucitando muertos en plan Colombo para interrogarles y hacer justicia a los vivos, las muertes fingidas, o las hazañas de los archivampiros, que beben tanta sangre que hasta se les escapa por los poros, es decir, que sudan la sangre de otros (de la que para exorcizar el poder del chupacuellos hay quien da en hacer panecillos al pie de la tumba en plan menú degustación), llaman la atención otras cosas.

Por ejemplo, cuando se declaraba una epidemia de vampirismo en algún lugar, las autoridades daban en enviar al mismo para investigar a su propio equipo en plan Mulder y Scully de Expediente X, esto es: uno o dos oficiales, un cirujano… ¡y un verdugo!. Lo cual que ya de partida pensaban en ajusticiar a alguien como culpable, aquello de “todo el mundo es culpable hasta que se demuestre lo contrario”. Y al final, claro, como también cuenta Calmet, dan más miedo los cazadores de vampiros que los supuestos vampiros propiamente dichos.

Lo bueno es que en el libro hay más cosas curiosas relacionadas con el concepto de la muerte en distintas fechas de la historia del hombre, siempre en relación con la mitología o la religión, y siempre utilizada como instrumento político. Es esto lo que hace de leer entre líneas una de las delicias de este libro, que nos permite deducir todo un trasfondo histórico en el que encontramos desde las dificultades y errores para diagnosticar la muerte (¿quizá aquí radica la reiterativa fórmula argumental de la novela de aventuras románticas de resucitar a personajes supuestamente fallecidos en capítulos previos como golpe de efecto narrativo?), hasta una clave de por qué en su adaptación del Drácula de Bram Stoker, Francis Coppola pintó a Van Helsing como un tipo de mucho cuidado, casi un villano, un cabrón con pintas en las antípodas de las venerables figuras de nigromantes de edad provecta tipo Gandalf o Dumbledore.

Claves, muchas claves y pistas para el lector atento, que quiera leer entre líneas y entender el papel que ha ejercido y ejerce el miedo a la muerte, al infierno, y el papel de Satanás en los enfrentamientos políticos y religosos de cada etapa de la historia del hombre (y en esto, ojo a la historia final, sobre el espíritu aparecido en Saint Maur des Fossés, porque en la manera de ser expuesta y casi violentamente rebatida por parte de Calmet y de un colega se encierra quizá todo el significado del resto de la obra).

Resumiendo: una gozada para quienes disfruten de la lectura y gusten de profundizar en la historia por cuenta propia y haciendo sus propias deducciones más allá de lo que pueda sugerir el libro… aunque finalmente sea más un tratado sobre la muerte que un tratado sobre los vampiros y quizá los “vampiroadictos” puedan sentirse un poco defraudados porque su tema favorito no sea protagonista en la función como pudiera deducirse por el título.

Ver el post: NUEVO MIGUEL JUAN PAYÁN BLOG: RETORNADOS, NO ZOMBIS: UNA DE LAS MEJORES DEL CINE Z (nuevomigueljuanpayancine.blogspot.com)


RETORNADOS, NO ZOMBIS: UNA DE LAS MEJORES DEL CINE Z



Por favor no me haga daño. Quiero ser normal. No me haga daño”.

Una de las mejores películas sobre zombis… o mejor dicho, sobre retornados.

El lenguaje y cómo lo usamos para manifestar e inducir el odio que amamantado por el miedo a lo desconocido, lo diferente, lo imprevisible es la dinamo de inteligencia emocional que late en el centro de esta historia diferente sobre resucitados, los que vuelven de la muerte, lo que Augustin Calmet en su Tratado sobre los vampiros, denominaba revenans. Ver el post: NUEVO MIGUEL JUAN PAYÁN BLOG: TRATADO SOBRE LOS VAMPIROS, de Augustin Calmet (nuevomigueljuanpayancine.blogspot.com)

Retornados (2013), de Manuel Carballo, es una película cuyas imágenes y diálogos cobran un significado muy especial en nuestro mundo posterior al encuentro global d toda la humanidad con la pandemia de COVID-19.

Su juego con el color entre exteriores e interiores, su descripción por temperatura de color de un mundo agotado, frío, desanimado, frente a los colores de una vida en el hogar intensa, que intenta esquivar la muerte y el odio que la rodea en el exterior, pero en torno a la que premonitoriamente van aumentando las partes de sombra, se ven de otra forma ahora. 


Lo mismo que el interesante dilema del hombre atrapado por el miedo propio y ajeno que nos plantea.

Cada vez es más difícil seguir sacando cosas interesantes al aparentemente agotado fenómeno de explotación de los muertos vivientes de George A. Romero, pero en Retornados (2014) Manuel Carballo y su equipo creativo supieron darle otra vuelta de tuerca al asunto, poniendo en primer término el drama intimista que evoluciona hacia el camino de la intriga, y dejando en segundo plano el sobrexplotado apocalipsis zombi.

Si a un infectado no se le inyecta proteína del retorno antes de 36 horas, la propagación del virus es imparable”.

El miedo vuelve a ser el tema protagonista en esta ficción que anticipó algunas claves de la nueva realidad social que estalló en marzo de 2020, y sobre la cual todavía hoy faltan tantas cosas por aclarar.

Inquieta el cine cuando exhibe su poderosa capacidad para anticiparse a su inmediato futuro con imágenes y palabras de preocupante capacidad premonitoria.

El gran acierto de esta propuesta es su capacidad para trasladar el origen del terror en el relato hacia el miedo que da de mamar a la intolerancia, de manera que su argumento rompa las barreras del argumento zombi para ser aplicable a cualquier otro problema social en el que esta sea la principal antagonista.

Su aplicación de la alteración del tiempo del relato en momentos clave es todo un ejemplo de imaginación a la hora de tratar las fórmulas para jugar con el ritmo del relato, junto con ese revelador plano de movimiento de cámara desde el lugar en el que se encuentran ellos hasta el lugar en el que se encuentran ellas en la casa de los amigos.

Y todo eso con un gran guión, diabólico en su brillante manera de manejar los giros finales. 




viernes, 29 de marzo de 2024

ESCUELA DE TERROR EN LA NIEBLA, DE JOHN CARPENTER

"La hora que va desde medianoche a la una pertenece a los muertos" .

La niebla (1980), de John Carpenter, es una escuela de cine de terror en sus primeros diez minutos de metraje, más o menos. Un ejemplo de cómo incorporar al espectador al relato convirtiéndonos en cómplices de la fábula. 

"Son las doce menos cinco. Casi medianoche. Hora para contar una historia. Una de las historias que sirven para quitar el frío".

El personaje que habla a los niños nos habla a nosotros. 


Nosotros nos hemos convertido en niños, hemos vuelto a la infancia, y esperamos entregados la historia de terror que Carpenter nos va a contar. 

El director consigue desde el primer momento  meternos en la trama con su manera de convertir a los críos que escuchan en espejo en el que nos miramos pasando del plano del adulto al plano de los niños. 




Pero Carpenter no se queda ahí. 

Jugando con el movimiento de la cámara y el desenfoque, reproduce el proceso que se da en la sala oscura del cine en la evolución de nuestra relación con lo que se produce en la pantalla precisamente cuando comenzamos a ver una película. Primero, antes de que se apaguen las luces de la sala, nos sabemos parte de un grupo de personas que van a ver la película, pero luego, cuando las luces se apagan y la película empieza a proyectarse, establecemos una relación más individual e íntima con la película y sus habitantes, generándose los vínculos de identificación y empatía con los mismos. 

Carpenter pasa a destacar a uno de los niños, que luego se reverlará como el hijo de una de las protagonistas, Adrienne Barbeau, la locutora de la radio que emite desde el faro. 

El movimiento de la cámara acerca al niño, de perfil, al centro, destacándolo frente al resto de los niños en el plano, que finalmente quedaran desenfocados en segundo término. Y establece un vínculo estrecho e intenso entre el perfil del niño y el narrador adulto también de perfil. 




La cámara, que ya en ese primer momento adopta un movimiento fluido imitando el movimiento de la niebla, principal amenaza de la película, hace luego una panorámica vertical que conduce a un plano de composición propia del cine clásico de Hollywood sobre la playa, enmarcando el nombre del director y el título. 


Otro aspecto a destacar en la cualidad de escuela de recursos del terror que tiene el arranque de la película es el sonido. El sonido de la música y la voz de la locutora de la radio conduce al mismo tiempo que marca la pauta de tensión en los momentos finales de la película, sirviendo en los momentos iniciales para facilitar al espectador información sobre la trama. 

Pero junto a la radio, Carpenter, que compone la música con su habitual inclinación por el minimalismo al servicio de la eficacia y el pragmatismo que en general caracteriza a su cine, puntúa ligeramente desde la disonancia momentos como el del descubrimiento del diario del sacerdote en la pared o la música romántica que suena en la radio mientras uno de los personajes es asesinado. 

Pero además de la radio, en el principio del relato se acumulan las señales de aviso y presentación de lo sobrenatural acentuando la tensión desde el conflicto entre el carácter diegético de objetos que aparecen en el plano con sus sonidos exagerados para subrayar el paso del orden al caos, la irrupción de lo imprevisible en lo previsible. 

Los objetos suenan con los sonidos que les son propios, pero no de la manera en que sonarían normalmente: teléfonos, las botellas y el cartel en el supermercado, el surtidor de gasolina...

                            

Una disociación entre lo normal y lo anormal que subraya y materializa visualmente la composición del plano de los dos espejos dentro del supermercado que sirve para introducir el crédito del director de fotografía. 

                                






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