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domingo, 14 de abril de 2024

CINE NEGRO: ATRACO AL FURGÓN BLINDADO

 


Richard Fleischer no era precisamente santo de devoción de la crítica de cine, así que no le han elevado un altar como a otros de sus colegas, pero en cualquier caso demostró ser un tipo de singular pericia y notable astucia visual para contar historias en el cine.

Un ejemplo de ello es Atraco al furgón blindado, aparentemente una modesta película de serie B que se revela como una joya, un clásico del cine policíaco capaz de aunar en una misma trama las claves del cine negro clásico en su vertiente crook story, mostrando el argumento desde el punto de vista de los criminales, y el cine de procedural políticamente más conservador que se estableció como heredero de las claves estéticas del cine negro en la etapa de giro hacia la derecha de la política interior norteamericana, con la Caza de Brujas, McCarthy, etcétera. Los detalles como el empeño en mostrar el funcionamiento de las comunicaciones de la policía como ejemplo de competencia de la misma, el empeño en construir un héroe policial de una pieza, totalmente dedicado a su trabajo, sin vida privada fuera del mismo, duro como la piedra y capaz incluso de dejar tirado en el suelo con un balazo a su compañero con tal de perseguir a los atracadores, van por ese camino. En esa misma línea están también las curiosas incursiones de anticipo de series estilo CSI, que a modo de propaganda de los medios puestos al servicio de la imposición de la ley y el orden aparecen en el análisis de las pruebas científicas, el traje del atracador, el maquillaje teatral, la puesta en marcha de un dispositivo de escucha y vigilancia…

            Resultado de todo ello es una trepidante trama en la que el policía Cordell, interpretado por Charles McGraw, es un precursor de los tipos duros del cine que vendrá más tarde, en los años sesenta y setenta, y donde el maquiavélico y obsesivamente controlador jefe de los atracadores, Purvis, encarnado por  Willliam Talman, se destaca como personaje modélico del género.
            Interesa la película por su capacidad para mostrarnos una variedad de conflictos en lo que es básicamente una película de persecución, pero donde además el director consigue mantener un delicado equilibrio entre el procedural propiamente dicho, con la caza de los criminales, sin descuidar por ello el punto de vista de cazados de los propios delincuentes. Eso hace más interesante la historia que si únicamente la conociéramos a través de un punto de vista, sea cual fuere el mismo, policías o ladrones.  Es algo que también demostró con eficacia Michael Mann en Heat, pero que años antes se aplicó de manera más modesta pero igualmente competente en El atraco al furgón blindado.
            En cuanto al estilo y la pericia visual del director como continuador de la obra de los grandes del cine negro, una muestra ejemplar de ello la encontramos en las escenas de persecución y tiroteo en el puerto, con el juego de las luces y las sombras en la fotografía y ese sonido, o más bien lamento, de la campana otorgando un complemento a ese entorno onírico en el que se desarrollan las acciones.
            Luego está su duración. Todo un ejemplo de economía narrativa, de ir al grano, a lo que interesa, reforzando la valía de esta muestra de cine policíaco. En poco más de sesenta minutos se nos cuentan muchas cosas y se nos revela un cuadro de personajes muy interesante con un ritmo que es digno heredero de las historias de detectives de las revistas pulp en las que empezó a gestarse la novela negra. 

    Ya podrían aprender muchas películas actuales, sobradas de minutos y secuencias innecesarias, del cortante y trepidante ritmo que luce esta producción de los años cincuenta.

            Finalmente mención especial merece la utilización de los bailes de la cabaretera Yvonne LeDoux interpretada por Adele Jergens como entreactos que incorporan no sólo a la mujer fatal, elemento esencial del género, sino también una manera de hacer que el erotismo esencial para el género negro se manifieste incluso en los momentos más “castos” del siempre puritano relato procedural.
            Una joya de poco más de una hora de duración.

CIENCIA FICCIÓN: DOS PRUEBAS IRREFUTABLES DE QUE LOS UNIVERSOS PARALELOS SIEMPRE SON MÁS INTERESANTES

 





TERROR: SOY LEYENDA EN VERSIÓN ESPAÑOLA

 

Publicada en 1954, Soy leyenda, la novela de Richard Matheson, es un clásico imprescindible de la temática vampírica inspirado, según el propio autor, por la novela Drácula, de Bram Stoker, y ha recuperado vigencia a la luz de la última pandemia de COVID-19, que parece haber dejado a nuestra sociedad sumida en la perplejidad de la liebre perdida a medio camino del cruce de una carretera y deslumbrada por las luces del coche que la va a destripar contra el asfalto en unos segundos, sin ser capaz de moverse ni haber aprendido nada de ese encuentro con la muerte. 

En el territorio del largometraje Soy leyenda ha sido adaptada al cine en varias ocasiones, destacando por distintos motivos la trinidad formada por El último hombre sobre la Tierra (Ubaldo Ragona y Sidney Salkow, 1964), protagonizada por Vincent Price, El último hombre vivo (Boris Sagal, 1971), y Soy Leyenda (Francis Lawrence, 2007), a las que hay que añadir la versión oportunista producida por de The Asylum con Mark Dacascos como protagonista, concebida para vampirizar el presumible despliegue promocional de esta última, I Am Omega (Griff Furst, 2006), y una variante no declarada pero igualmente inspirada/fusilada por la novela de Richard Matheson, Cyborg (Albert Pyum, 1989), producida por Cannon  y protagonizada por Jean-Claude Van Damme. 

Pero a todas ellas hay que añadir un más que sólido cortometraje español que fue ejercicio audiovisual de la ya desaparecida Escuela Oficial de Cine y merece sobradamente ser tenido muy en cuenta en las adaptaciones audiovisuales de la novela de Richard Matheson. 

Bajo el título de Soy leyenda (1967) este cortometraje dirigido por Mario Gómez Martín con guión suyo y de Alfonso Núñez Flores, es una versión muy cercana a El último hombre sobre la Tierra al tiempo que recoge guiños que muestran el empeño por reflejar en su construcción visual del terror referencias a clásicos imprescindibles como El gabinete del doctor Caligari (Robert Wiene, 1920)




M, el vampiro de Düsseldorf (Fritz Lang, 1931)


A los mismos se suma, en beneficio del vigor de su propuesta, la capacidad de este cortometraje para recoger en su panoplia de propuestas visuales la inevitable influencia contemporánea de las películas de Michelangelo Antonioni en su tratamiento de los espacios y paisajes desolados, la arquitectura de la incomunicación en su dibujo de ese vacío dentro y más allá de la ciudades y de los edificios que rodea y expresa el propio vacío en las vidas de sus protagonistas. 



Sumándose a todo lo anterior, sobresale también el ojo cinematográfico para localizar con un mínimo de medios en lugares que visten la historia con rotundidad inquietante, en la misma línea de la primera versión de largometraje de la novela, El último hombre sobre la Tierra. Añadiendo además el comentario limítrofe con la nota crítica a pie de página que le echa pulso a la censura de la época.





Armada con todo ese talento para sacar el máximo a las mínimas posibilidades económicas e ingeniárselas para abrir paso al comentario social desde el terror y la ciencia ficción, esta versión de Soy leyenda, ejemplo de metáfora sobre la soledad y la incomunicación, anticipa además el tono y las premisas muy interesantes que plantearían pocos años más tarde publicaciones del mundo del comic como las revistas Dossier Negro (nacida en 1968) y Vampus (nacida en 1971), sirviendo así como pionera del comienzo de una época dorada del terror en la cultura popular española. 














 


miércoles, 3 de abril de 2024

EL MONTACARGAS: LA SORPRESA DE UN POLAR FRANCÉS


Tarde de sorpresa con un buen "polar" francés: El montacargas (1962).

Nochebuena. 

Una mujer-enigma. 

Y un hombre atrapado. 






El círculo en el tren de juguete y en el nombre del bar en el que se produce el encuentro de los protagonistas, el ir y venir sobre el puente que conecta los mundos de los protagonistas, el subir y bajar del montacargas del título, marcan la pesadilla de intriga circular servida con un despliegue de sombras, luces y más sombras en bucle y un ejemplar uso del sonido en sus primeros minutos, progresando hacia el reinado de los silencios que cuenta mucho más sobre los personajes a través de lo que dicen con las miradas que desde sus palabras. 

Y además de todo eso está Lea Massari reformulando el arquetipo de la mujer fatal clásica del cine negro, porque Italia es bella, como dice a modo de despedida un gran Robert Hossein, que sostiene sobre sus espaldas y en una colección de primeros planos desde los que proyecta el miedo de la culpa perpetua del delincuente esta historia de un ex convicto obligado a ejercer como detective accidental. 



lunes, 1 de abril de 2024

WESTERN. DUELO AL SOL: LA ROCA DE LA CABEZA DE INDIA

 




Texas. La Roca de la Cabeza de India. La flor del cactus. Y Jennifer Jones. 

Ejemplar comienzo de King Vidor para uno de los mejores westerns de la historia del cine: Duelo al sol (1946). 

La mitología del lejano oeste como sustituto de la historia en Estados Unidos.


domingo, 31 de marzo de 2024

GORGO, PRIMO DE GODZILLA


Teniendo en cuenta que tenemos otra vez a Godzilla recién llegado a la cartelera he dedicido rendirle homenaje nostálgico a aquellas otras tardes de domingo de los años sesenta y setenta que me pasaba o en un cine de sesión continua y programa doble o en alguna parroquia de mi barrio en la que pusieran alguna película para la chavalería por cincuenta o setenta y cinco pesetas. Precio módico, hablando de un primo de la lagartija japonesa sobrealimentada con nutritiva energía atómica: Gorgo. 

Gorgo, dirigida por Eugene Lourie en 1961, era una de las películas que solían poner en esas sesiones y es la que me he puesto yo esta tarde. Argumentalmente es una variante de King Kong, con unos marineros que capturan un bicho reptilesco primo del Godzilla y se lo llevan a Londres para exhibirlo en un circo. 

Mala idea.

El bicho tiene madre. Y la madre tiene muy mala leche, además de abultar cuatro veces más que el hijo. 
Resultado: destrozo total de la ciudad del Támesis, con especial atención a sus monumentos más carismáticos, naturalmente. 


¿Qué sería de estas películas de monstruos gigantes si las criaturitas no pudieran echar abajo los monumentos más postaleros de cada ciudad que visitan? ¿Acaso no son todas estas producciones con bicharracos gigantes cabreados una variante de las guías turísticas en clave destroyer?

 Pues eso.
Total, que la madre va a buscar al hijo a Londres y la lía parda. 
Mejor que las producciones japonesas sobre Godzilla y jugando con la situación ambigua del espectador frente al monstruo merced a incrementar la empatía con el bicho respecto a la fórmula de King Kong, haciendo que en lugar de un gorila peludo sea una madre lagarta que busca a su cría, y cambiando a la rubiales macizorra que ponía cachondo al primate por un niño que se identifica con la lagartija secuestrada
Gorgo empieza con un buen planteamiento de intriga en una isla reforzada por un paisajismo tenebroso.
Luego se entrega al habitual despliegue de efectos visuales y movilización de efectivos militares para combatir la amenaza siguiendo la pauta de las películas japonesas y las norteamericanas del mismo asunto producidas en la década de los cincuenta. 
Al final les sale una curiosa película de catástrofe en la que no queda una casa londinense en pie.
Asumo que el destrozo nos gustaba más a los chavales en aquellas sesiones de las que he hablado al principio que cualquier reflexión sobre la maternidad responsable o cualquier mensaje proto-ecologista que pudieran pretender sugerirnos los responsables de la película. La fórmula bicho grande y gritón destroza todo lo que se le pone por delante inspiraba incluso cierto afán emulador en la chiquillería al terminar la proyección.
Sospecho que por eso se daban tanta prisa los encargados de la parroquia en desalojar el lugar, no fuera que nos pusiéramos a buscar nosotros también a Gorgo destrozando el mobiliario circundante.
Una frikada bastante curiosa, imprescindible en toda buena Frikiteka.
Bueno, y además sale el Banco Español en Londres…


¡ROAD HOUSE 2024 ES UNA PARODIA!


 A ver, para quien no lo haya pillado: Road House 2024 es una parodia del cine de acción, y en esa clave está toda la película, desde el cartel a la interpretación de Jake Gyllenhaal y la aparición caricaturesca de Conor McGregor. 

Es puro cachondeo. 

Jake Gyllenhaal lo sabe. McGregor lo sabe. Muchos espectadores lo pillan.

Hay diálogo de metanarrativa para explicarlo en la niña de la gasolinera hablando del western y aludiendo al cambio de subgénero de la trama. 

Hay diálogo de Gyllenhaal con la dueña del bar aludiendo al absurdo obvio del nombre del bar: Road House. 

Y el barco en el que vive el protagonista se llama The Boat. 

Y hay un cocodrilo que se come a los "malosos" como si el Mcguffin de Peter Pan acompañara al protagonista para resolverle los asuntos pendientes persiguiendo al Capitán Garfio, quizá porque el propio protagonista de la película es también un tipo reticente a madurar.

Y el póster es un posado chulesco modo "macho man" de coña limonera que absolutamente nadie puede tomarse en serio si lo piensa detenidamente dos segundos, con esa mirada perdonavidas de Gyllenhaal. 


Me parece que está bastante claro que no se toman en serio, que son plenamente conscientes de que su propuesta es una gamberrada cachonda que se toma a broma en todo aquello en que la película original de Patrick Swayze se tomaba en serio. 

Y por eso, entre otras cosas, como por ejemplo que Gyllenhaal es mejor actor que Swayze, me parece mejor que su precedente. 

Gyllenhaal, uno de los mejores actores de su generación, ha hecho una comedia metiéndose un puñado de horas de gimnasio para subrayar el comentario sobre la hipertrofia muscular que se ha adueñado del cine de acción desde hace años, pero muchos quieren valorarla como si se hubiera puesto en serio a ser un imitador de Dominic Toretto. 

A algunos y algunas los árboles no les dejan ver el bosque. 

Y si alguien tiene curiosidad por leer algo más, os dejo el enlace de mi crítica en la web Accioncine: Crítica Road House De profesión duro ★★★½ (2024) - AccionCine

CLINT EASTWOOD CONTRA LA ARAÑA GIGANTE

 

Seguro que alguna vez han leído aquello de: "Matar moscas a cañonazos". 

Pues eso. 

Esta Semana Santa en la que, con Godzilla y King Kong: El nuevo imperio, los bichos gigantes se han adueñado de la cartelera cinematográfica compitiendo con los pasos de Semana Santa que el clima turbulento ha dejado salir de las iglesias, es bueno recordar los orígenes en el control de plagas gigantes de un grande del cine. 

Antes de ser Harry el Sucio, Clint Eastwood se dedicaba a ejercer como insecticida de bichos gigantes. 

La película es Tarántula (1955), dirigida por Jack Arnold, maestro en eso de sacar a los insectos de su tamaño para convertirlos en amenazas magnificadas para la especie humana. 

Me gusta pensar que ya en este mítico momento el Clint-insecticida dijo aquello de "Bicho, alégrame el día", pero no lo escuchamos porque llevaba el chisme ese puesto en la boca y además el avión hacía mucho ruido. 

Si tienen una araña en casa no lo duden: llamen a Clint. 



sábado, 30 de marzo de 2024

RETORNADOS, NO ZOMBIS: UNA DE LAS MEJORES DEL CINE Z



Por favor no me haga daño. Quiero ser normal. No me haga daño”.

Una de las mejores películas sobre zombis… o mejor dicho, sobre retornados.

El lenguaje y cómo lo usamos para manifestar e inducir el odio que amamantado por el miedo a lo desconocido, lo diferente, lo imprevisible es la dinamo de inteligencia emocional que late en el centro de esta historia diferente sobre resucitados, los que vuelven de la muerte, lo que Augustin Calmet en su Tratado sobre los vampiros, denominaba revenans. Ver el post: NUEVO MIGUEL JUAN PAYÁN BLOG: TRATADO SOBRE LOS VAMPIROS, de Augustin Calmet (nuevomigueljuanpayancine.blogspot.com)

Retornados (2013), de Manuel Carballo, es una película cuyas imágenes y diálogos cobran un significado muy especial en nuestro mundo posterior al encuentro global d toda la humanidad con la pandemia de COVID-19.

Su juego con el color entre exteriores e interiores, su descripción por temperatura de color de un mundo agotado, frío, desanimado, frente a los colores de una vida en el hogar intensa, que intenta esquivar la muerte y el odio que la rodea en el exterior, pero en torno a la que premonitoriamente van aumentando las partes de sombra, se ven de otra forma ahora. 


Lo mismo que el interesante dilema del hombre atrapado por el miedo propio y ajeno que nos plantea.

Cada vez es más difícil seguir sacando cosas interesantes al aparentemente agotado fenómeno de explotación de los muertos vivientes de George A. Romero, pero en Retornados (2014) Manuel Carballo y su equipo creativo supieron darle otra vuelta de tuerca al asunto, poniendo en primer término el drama intimista que evoluciona hacia el camino de la intriga, y dejando en segundo plano el sobrexplotado apocalipsis zombi.

Si a un infectado no se le inyecta proteína del retorno antes de 36 horas, la propagación del virus es imparable”.

El miedo vuelve a ser el tema protagonista en esta ficción que anticipó algunas claves de la nueva realidad social que estalló en marzo de 2020, y sobre la cual todavía hoy faltan tantas cosas por aclarar.

Inquieta el cine cuando exhibe su poderosa capacidad para anticiparse a su inmediato futuro con imágenes y palabras de preocupante capacidad premonitoria.

El gran acierto de esta propuesta es su capacidad para trasladar el origen del terror en el relato hacia el miedo que da de mamar a la intolerancia, de manera que su argumento rompa las barreras del argumento zombi para ser aplicable a cualquier otro problema social en el que esta sea la principal antagonista.

Su aplicación de la alteración del tiempo del relato en momentos clave es todo un ejemplo de imaginación a la hora de tratar las fórmulas para jugar con el ritmo del relato, junto con ese revelador plano de movimiento de cámara desde el lugar en el que se encuentran ellos hasta el lugar en el que se encuentran ellas en la casa de los amigos.

Y todo eso con un gran guión, diabólico en su brillante manera de manejar los giros finales. 




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