Este libro entra ya directamente en la lista de los diez mejores que voy a leer este año, y suelo leer bastantes. Suma una visión del western que suena a guion de Taylor Sheridan dirigido por Sam Peckimpah y añade a su tono crepuscular una dosis de intriga policial y relato de proto gángsteres protagonizado por un emulador oscuro y siniestro del Huckleberry Finn de Mark Twain y por un sheriff de más de sesenta años que está de vuelta de todo y sería el papel perfecto para que un Clint Eastwood tres décadas más joven hubiera cerrado su carrera como actor en un mundo más perfecto que el nuestro. Y ya lo tienes. El mal desatado y gráficamente violento en los orígenes de un país devorado por la violencia hasta su mismísima cuna.