PASOLINI: EL MEJOR LIBRO PARA ENTENDER SU CINE


 El cine de Pier Paolo Pasolini no es fácil, ni tiene que serlo. 

Todo lo contrario. 

Pero desde su encuentro con la poesía trasladada a la imagen, la provocación trasladada a la pantalla grande, la reflexión política convertida en tiempo y movimiento, este libro nos revela claves esenciales del pensamiento de uno de los directores esenciales del cine en el siglo XX. 

Este es el Pasolini que piensa que el cine es metonimia, no metáfora, y hace que sus películas sean metonímicas, no metafóricas. 

Es el rey del pastiche que cita como sus maestros a Carl Theodor Dreyer, Charles Chaplin y Kenji Mizoghuchi, de los cuales afirma que observan las cosas desde un punto de vista absoluto, esencial, religioso, sacro, y al mismo tiempo reconoce en sus películas la influencia pictórica de Masaccio, Pontorno, Rosso Fiorentino. 

Este es el director que dice elegir a sus actores por lo que son, no por lo que tienen que interpretar.

Un cineasta que no duda en reconocer que sus películas no pretenden tener un sentido completo, recordando lo que afirmaba el filósofo Roland Barthes, que el cine no debería aspirar a tener sentido sino a suspenderlo. 

El Pasolini que presume de que sus películas siempre terminan con una pregunta. 

Un director que expresa que para él lo esencial es el montaje, porque la duración de una imagen es de fundamental importancia y que señala como la principal diferencia de su cine frente al del neorrealismo de las tomas muy largas es que él rueda en tomas muy cortas. 

Un enamorado de El arpa birmana, de Kon Ichikawa. 

El hombre que afirmó: "Odio la naturalidad, lo reconstruyo todo", y afirma que el teatro es una especie de plano secuencia y junto al cine representa la realidad mediante la realidad. 

Todo eso puede aprenderse en este libro, una entrevista que repasa lo más humano y lo más sacralizado de un director único, difícil, o quizá, después de leer este libro, no tanto. 




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