LOS ETERNOS: EL FACTOR HERODES
Roy Thomas y Dann Thomas ponen el guión y Mark Texeira el dibujo en la atracción principal de este circo de tres pistas visual y argumental que es este tomo protagonizado por Los Eternos, que en cine fueron secuestrados para dar pie a una decente película de ciencia ficción que no tenía finalmente mucho que ver con ellos, pero no por eso era tan mala como algunos pretendieron.
Yo con los tomates que me cayeron por defenderla me preparé una ensalada, pero sigo pensando que era una película digna, si bien, como viene ocurriendo en el audiovisual de Marvel Studios decidieron olvidarse totalmente de aquello que adaptaba y prepararon una cosa distinta a la que proponen las viñetas.
En este tomo y concretamente en El factor Herodes, primer arco argumental del mismo, destaca esa eficacia del cómic bien ejecutado para poner al lector en situación y trasladarnos en poco más de cuatro páginas a mundos que nunca podremos ver en esa misma magnitud recreados en el cine continuamente en todo el metraje de la película -salvo quizá en los pantagruélicos y multimillonarios despliegues de James Cameron en Avatar-, porque los presupuestos y la propia necesidad de ritmo y continuidad del audiovisual no lo contemplan.
Un arranque así, tomando como referencia la Revolución Francesa y la guillotina para trasladarlas al mundo de los Desviantes en la mitológica Lemuria hundida en las más remotas profundidades del mar, engancha por su toque de relato pulp disparatado, que es característico de las peripecias de Los Eternos y en la variante cinematográfica se sustituyó por un cóctel de ciencia ficción y una versión de hacendado de La Liga de la Justicia de la DC.
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