Si miras, las señales son claras: humanos salen, plantas entran. En una parada de autobús, sobre el anuncio de un piso que se vende, las plantas han encontrado acomodo en curioso ejercicio de equilibrio creciendo justo en el borde de la marquesina. Y eso que todavía estamos los humanos por aquí. La naturaleza ya está más que preparada para recuperar el planeta cuando no estemos. No hace falta acudir a la ciencia ficción postapocalíptica, basta con ver lo bien que se las ingenian las plantas para crecer en cualquier parte. O lo rápido que algunas especies recuperaron terreno aprovechando el confinamiento de la pandemia. Y luego miras a los humanos y humanas esperando el bus, hacinados bajo la marquesina tostada por el sol, o buscando como locos la sombra más cercana y alegrándose del menor soplo de aire, quejándose del calor, etcétera, etcétera, etcétera (conste que soy el primero de la lista que hace todo eso), y te da por pensar que estamos aquí incómodos y de paso. A...