domingo, 31 de marzo de 2024

¡ROAD HOUSE 2024 ES UNA PARODIA!


 A ver, para quien no lo haya pillado: Road House 2024 es una parodia del cine de acción, y en esa clave está toda la película, desde el cartel a la interpretación de Jake Gyllenhaal y la aparición caricaturesca de Conor McGregor. 

Es puro cachondeo. 

Jake Gyllenhaal lo sabe. McGregor lo sabe. Muchos espectadores lo pillan.

Hay diálogo de metanarrativa para explicarlo en la niña de la gasolinera hablando del western y aludiendo al cambio de subgénero de la trama. 

Hay diálogo de Gyllenhaal con la dueña del bar aludiendo al absurdo obvio del nombre del bar: Road House. 

Y el barco en el que vive el protagonista se llama The Boat. 

Y hay un cocodrilo que se come a los "malosos" como si el Mcguffin de Peter Pan acompañara al protagonista para resolverle los asuntos pendientes persiguiendo al Capitán Garfio, quizá porque el propio protagonista de la película es también un tipo reticente a madurar.

Y el póster es un posado chulesco modo "macho man" de coña limonera que absolutamente nadie puede tomarse en serio si lo piensa detenidamente dos segundos, con esa mirada perdonavidas de Gyllenhaal. 


Me parece que está bastante claro que no se toman en serio, que son plenamente conscientes de que su propuesta es una gamberrada cachonda que se toma a broma en todo aquello en que la película original de Patrick Swayze se tomaba en serio. 

Y por eso, entre otras cosas, como por ejemplo que Gyllenhaal es mejor actor que Swayze, me parece mejor que su precedente. 

Gyllenhaal, uno de los mejores actores de su generación, ha hecho una comedia metiéndose un puñado de horas de gimnasio para subrayar el comentario sobre la hipertrofia muscular que se ha adueñado del cine de acción desde hace años, pero muchos quieren valorarla como si se hubiera puesto en serio a ser un imitador de Dominic Toretto. 

A algunos y algunas los árboles no les dejan ver el bosque. 

Y si alguien tiene curiosidad por leer algo más, os dejo el enlace de mi crítica en la web Accioncine: Crítica Road House De profesión duro ★★★½ (2024) - AccionCine

CLINT EASTWOOD CONTRA LA ARAÑA GIGANTE

 

Seguro que alguna vez han leído aquello de: "Matar moscas a cañonazos". 

Pues eso. 

Esta Semana Santa en la que, con Godzilla y King Kong: El nuevo imperio, los bichos gigantes se han adueñado de la cartelera cinematográfica compitiendo con los pasos de Semana Santa que el clima turbulento ha dejado salir de las iglesias, es bueno recordar los orígenes en el control de plagas gigantes de un grande del cine. 

Antes de ser Harry el Sucio, Clint Eastwood se dedicaba a ejercer como insecticida de bichos gigantes. 

La película es Tarántula (1955), dirigida por Jack Arnold, maestro en eso de sacar a los insectos de su tamaño para convertirlos en amenazas magnificadas para la especie humana. 

Me gusta pensar que ya en este mítico momento el Clint-insecticida dijo aquello de "Bicho, alégrame el día", pero no lo escuchamos porque llevaba el chisme ese puesto en la boca y además el avión hacía mucho ruido. 

Si tienen una araña en casa no lo duden: llamen a Clint. 



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sábado, 30 de marzo de 2024

TRATADO SOBRE LOS VAMPIROS, de Augustin Calmet

 

Un libro es siempre una sorpresa, y aquellos que no leen no saben lo que se pierden. Pero en el caso concreto de este Tratado sobre los vampiros del padre Augustin Calmet que ha traducido Lorenzo Martín del Burgo y en el que sospecho que le debemos mucha tarea de impulso en el proyecto editorial a Luis Alberto de Cuenca, prologuista del proyecto, cuya biblioteca personal ha suministrado al volumen algunas de las ilustraciones que adornan el texto, debo reconocer que me he llevado varias sorpresas a la vez.

La primera ha sido descubrir un texto que ciertamente sienta algunas bases del tema vampírico.

UPIROS, VAMPIROS, BRUCOLACOS


La segunda es que el tema vampírico, a pesar del título, no es el centro ni la parte más abundante de material tratado por el libro, sino sólo una especie de punto de partida para un tratado sobre la muerte y la vida después de la muerte según las distintas culturas y religiones. Siendo religioso, el autor no puede evitar decantarse por las opciones propias de su condición, esto es, del dogma católico, y es precisamente eso lo que aporta una segunda y tercera lectura del texto que quizá nos aleja del vampirismo propiamente dicho, o lo pone en un segundo término, pero al mismo tiempo le otorga un significado muy revelador sobre otros aspectos no menos interesantes y curiosos.

Dicho de otro modo: tras las anécdotas y casos narrados sobre revinientes, upiros, vampiros o brucolacos de Grecia, Polonia, Rusia, Hungría o Moravia, encontramos toda una abundante recopilación de opiniones y anécdotas y casos narrados sobre aparecidos y muertos que reviven que van desde el Antiguo y el Nuevo Testamento y la antigüedad griega y romana hasta el siglo de las luces y bien merecerían estar en un libro dedicado a repasar las peripecias de los muertos vivientes. Y es en ese viaje sobre los resucitados donde tropezamos con numerosa materia prima para la reflexión sobre distintos aspectos que lejos de quedar circunscritos a la temática vampírica van mucho más allá.

Para empezar, el tema de los vampiros, upiros, revinientes o brucolacos se me antoja que fue a mediados del siglo XVIII algo similar a la fiebre o moda de los ovnis en los años sesenta y setenta. Tienen ambos temas unos puntos en común muy curiosos que añaden cierto morbo sadomasoquista al ya de por sí sobradamente morboso enfoque del asunto en sí: nacen de una situación social relacionada con el enfrentamiento de las religiones -en el caso de los vampiros- o con la quiebra de las religiones tradicionales -en el caso de los ovnis-, y por otro lado incluyen el daño inflingido por el fenómeno extraño a los seres humanos, ya sea el mordisco que roba la sangre en el caso del vampiro o las abudcciones y la sondas anales en el caso de los ovnis.

DAN MÁS MIEDO LOS CAZADORES DE VAMPIROS QUE LOS VAMPIROS

Pero es que además de conocer las peripecias de San Macario resucitando muertos en plan Colombo para interrogarles y hacer justicia a los vivos, las muertes fingidas, o las hazañas de los archivampiros, que beben tanta sangre que hasta se les escapa por los poros, es decir, que sudan la sangre de otros (de la que para exorcizar el poder del chupacuellos hay quien da en hacer panecillos al pie de la tumba en plan menú degustación), llaman la atención otras cosas.

Por ejemplo, cuando se declaraba una epidemia de vampirismo en algún lugar, las autoridades daban en enviar al mismo para investigar a su propio equipo en plan Mulder y Scully de Expediente X, esto es: uno o dos oficiales, un cirujano… ¡y un verdugo!. Lo cual que ya de partida pensaban en ajusticiar a alguien como culpable, aquello de “todo el mundo es culpable hasta que se demuestre lo contrario”. Y al final, claro, como también cuenta Calmet, dan más miedo los cazadores de vampiros que los supuestos vampiros propiamente dichos.

Lo bueno es que en el libro hay más cosas curiosas relacionadas con el concepto de la muerte en distintas fechas de la historia del hombre, siempre en relación con la mitología o la religión, y siempre utilizada como instrumento político. Es esto lo que hace de leer entre líneas una de las delicias de este libro, que nos permite deducir todo un trasfondo histórico en el que encontramos desde las dificultades y errores para diagnosticar la muerte (¿quizá aquí radica la reiterativa fórmula argumental de la novela de aventuras románticas de resucitar a personajes supuestamente fallecidos en capítulos previos como golpe de efecto narrativo?), hasta una clave de por qué en su adaptación del Drácula de Bram Stoker, Francis Coppola pintó a Van Helsing como un tipo de mucho cuidado, casi un villano, un cabrón con pintas en las antípodas de las venerables figuras de nigromantes de edad provecta tipo Gandalf o Dumbledore.

Claves, muchas claves y pistas para el lector atento, que quiera leer entre líneas y entender el papel que ha ejercido y ejerce el miedo a la muerte, al infierno, y el papel de Satanás en los enfrentamientos políticos y religosos de cada etapa de la historia del hombre (y en esto, ojo a la historia final, sobre el espíritu aparecido en Saint Maur des Fossés, porque en la manera de ser expuesta y casi violentamente rebatida por parte de Calmet y de un colega se encierra quizá todo el significado del resto de la obra).

Resumiendo: una gozada para quienes disfruten de la lectura y gusten de profundizar en la historia por cuenta propia y haciendo sus propias deducciones más allá de lo que pueda sugerir el libro… aunque finalmente sea más un tratado sobre la muerte que un tratado sobre los vampiros y quizá los “vampiroadictos” puedan sentirse un poco defraudados porque su tema favorito no sea protagonista en la función como pudiera deducirse por el título.

Ver el post: NUEVO MIGUEL JUAN PAYÁN BLOG: RETORNADOS, NO ZOMBIS: UNA DE LAS MEJORES DEL CINE Z (nuevomigueljuanpayancine.blogspot.com)


RETORNADOS, NO ZOMBIS: UNA DE LAS MEJORES DEL CINE Z



Por favor no me haga daño. Quiero ser normal. No me haga daño”.

Una de las mejores películas sobre zombis… o mejor dicho, sobre retornados.

El lenguaje y cómo lo usamos para manifestar e inducir el odio que amamantado por el miedo a lo desconocido, lo diferente, lo imprevisible es la dinamo de inteligencia emocional que late en el centro de esta historia diferente sobre resucitados, los que vuelven de la muerte, lo que Augustin Calmet en su Tratado sobre los vampiros, denominaba revenans. Ver el post: NUEVO MIGUEL JUAN PAYÁN BLOG: TRATADO SOBRE LOS VAMPIROS, de Augustin Calmet (nuevomigueljuanpayancine.blogspot.com)

Retornados (2013), de Manuel Carballo, es una película cuyas imágenes y diálogos cobran un significado muy especial en nuestro mundo posterior al encuentro global d toda la humanidad con la pandemia de COVID-19.

Su juego con el color entre exteriores e interiores, su descripción por temperatura de color de un mundo agotado, frío, desanimado, frente a los colores de una vida en el hogar intensa, que intenta esquivar la muerte y el odio que la rodea en el exterior, pero en torno a la que premonitoriamente van aumentando las partes de sombra, se ven de otra forma ahora. 


Lo mismo que el interesante dilema del hombre atrapado por el miedo propio y ajeno que nos plantea.

Cada vez es más difícil seguir sacando cosas interesantes al aparentemente agotado fenómeno de explotación de los muertos vivientes de George A. Romero, pero en Retornados (2014) Manuel Carballo y su equipo creativo supieron darle otra vuelta de tuerca al asunto, poniendo en primer término el drama intimista que evoluciona hacia el camino de la intriga, y dejando en segundo plano el sobrexplotado apocalipsis zombi.

Si a un infectado no se le inyecta proteína del retorno antes de 36 horas, la propagación del virus es imparable”.

El miedo vuelve a ser el tema protagonista en esta ficción que anticipó algunas claves de la nueva realidad social que estalló en marzo de 2020, y sobre la cual todavía hoy faltan tantas cosas por aclarar.

Inquieta el cine cuando exhibe su poderosa capacidad para anticiparse a su inmediato futuro con imágenes y palabras de preocupante capacidad premonitoria.

El gran acierto de esta propuesta es su capacidad para trasladar el origen del terror en el relato hacia el miedo que da de mamar a la intolerancia, de manera que su argumento rompa las barreras del argumento zombi para ser aplicable a cualquier otro problema social en el que esta sea la principal antagonista.

Su aplicación de la alteración del tiempo del relato en momentos clave es todo un ejemplo de imaginación a la hora de tratar las fórmulas para jugar con el ritmo del relato, junto con ese revelador plano de movimiento de cámara desde el lugar en el que se encuentran ellos hasta el lugar en el que se encuentran ellas en la casa de los amigos.

Y todo eso con un gran guión, diabólico en su brillante manera de manejar los giros finales. 




THE BEAR EN MADRID Y EL UNIVERSO DEL ESPEJO


¿LA FICCIÓN SE INFILTRA EN LA REALIDAD O LA REALIDAD SE INFILTRA EN LA FICCIÓN?

Es lo que me pregunté el otro día al ver esta foto tomada de la serie The Bear y usada como anuncio para reclutar personal en un restaurante del centro de Madrid. 


¿Somos verdad nosotros o nuestras ficciones son ya más verdad que nosotros? 
Y no me refiero solo a las mentiras que nos contamos cada mañana para salir de la cama y seguir dándole al remo de la vida como si no pasara nada, sino a esa forma de mirar y ver las ficciones como una deseable prolongación de nuestra vida más interesante que nuestras vidas. 


¿Somos la realidad o la realidad está al otro lado de las superficies que reflejan nuestro torpe andar por los escombros de nuestros días?







Quizá estamos entendiendo mal todo este asunto de aprovechar nuestro tiempo vivos más allá de limitarnos a seguir respirando y a estas alturas solo somos ya una pandilla de huevos rotos que nunca van a convertirse en tortilla por sus continuos desencuentros con las patatas. 


Vaya, de repente me han entrado muchas ganas de volver a ver todos los capítulos de Universo del Espejo en las series de Star Trek. 





viernes, 29 de marzo de 2024

ESCUELA DE TERROR EN LA NIEBLA, DE JOHN CARPENTER

"La hora que va desde medianoche a la una pertenece a los muertos" .

La niebla (1980), de John Carpenter, es una escuela de cine de terror en sus primeros diez minutos de metraje, más o menos. Un ejemplo de cómo incorporar al espectador al relato convirtiéndonos en cómplices de la fábula. 

"Son las doce menos cinco. Casi medianoche. Hora para contar una historia. Una de las historias que sirven para quitar el frío".

El personaje que habla a los niños nos habla a nosotros. 


Nosotros nos hemos convertido en niños, hemos vuelto a la infancia, y esperamos entregados la historia de terror que Carpenter nos va a contar. 

El director consigue desde el primer momento  meternos en la trama con su manera de convertir a los críos que escuchan en espejo en el que nos miramos pasando del plano del adulto al plano de los niños. 




Pero Carpenter no se queda ahí. 

Jugando con el movimiento de la cámara y el desenfoque, reproduce el proceso que se da en la sala oscura del cine en la evolución de nuestra relación con lo que se produce en la pantalla precisamente cuando comenzamos a ver una película. Primero, antes de que se apaguen las luces de la sala, nos sabemos parte de un grupo de personas que van a ver la película, pero luego, cuando las luces se apagan y la película empieza a proyectarse, establecemos una relación más individual e íntima con la película y sus habitantes, generándose los vínculos de identificación y empatía con los mismos. 

Carpenter pasa a destacar a uno de los niños, que luego se reverlará como el hijo de una de las protagonistas, Adrienne Barbeau, la locutora de la radio que emite desde el faro. 

El movimiento de la cámara acerca al niño, de perfil, al centro, destacándolo frente al resto de los niños en el plano, que finalmente quedaran desenfocados en segundo término. Y establece un vínculo estrecho e intenso entre el perfil del niño y el narrador adulto también de perfil. 




La cámara, que ya en ese primer momento adopta un movimiento fluido imitando el movimiento de la niebla, principal amenaza de la película, hace luego una panorámica vertical que conduce a un plano de composición propia del cine clásico de Hollywood sobre la playa, enmarcando el nombre del director y el título. 


Otro aspecto a destacar en la cualidad de escuela de recursos del terror que tiene el arranque de la película es el sonido. El sonido de la música y la voz de la locutora de la radio conduce al mismo tiempo que marca la pauta de tensión en los momentos finales de la película, sirviendo en los momentos iniciales para facilitar al espectador información sobre la trama. 

Pero junto a la radio, Carpenter, que compone la música con su habitual inclinación por el minimalismo al servicio de la eficacia y el pragmatismo que en general caracteriza a su cine, puntúa ligeramente desde la disonancia momentos como el del descubrimiento del diario del sacerdote en la pared o la música romántica que suena en la radio mientras uno de los personajes es asesinado. 

Pero además de la radio, en el principio del relato se acumulan las señales de aviso y presentación de lo sobrenatural acentuando la tensión desde el conflicto entre el carácter diegético de objetos que aparecen en el plano con sus sonidos exagerados para subrayar el paso del orden al caos, la irrupción de lo imprevisible en lo previsible. 

Los objetos suenan con los sonidos que les son propios, pero no de la manera en que sonarían normalmente: teléfonos, las botellas y el cartel en el supermercado, el surtidor de gasolina...

                            

Una disociación entre lo normal y lo anormal que subraya y materializa visualmente la composición del plano de los dos espejos dentro del supermercado que sirve para introducir el crédito del director de fotografía. 

                                






Manga: Shark Panic, digna heredera de Tiburón en viñetas

  Está mañana llegaba a librerías uno de los mangas que con más interés esperaba en este verano: Shark Panic, de Tsukasa Saimura. Homenaje a...