La mejor manera de definir una sociedad decrépita: libros en la basura.
Buena suerte con eso, campeones adictos a la farsa de que todo está en Internet. La magia en que piensa y se activa tu imaginación cuando lees no está en Internet.
La mejor manera de definir una sociedad decrépita: libros en la basura.
Buena suerte con eso, campeones adictos a la farsa de que todo está en Internet. La magia en que piensa y se activa tu imaginación cuando lees no está en Internet.
Ignoro si después del primer capítulo va a mejorar pero me voy a ahorrar el trabajo de intentar descubrirlo porque no tengo tiempo para perder en gatillazos narrativos audiovisuales. Ya me trago muchos por motivos de trabajo, así que no voy a manchar con ellos también mis ratos de ocio.
Después de un primer capítulo tan empeñado en saltar de cliché en cliché como si los tópicos fueran su equivalente del juego de la oca, venga ahí a pico y pala de tópico en tópico y tiro porque me toca, y encima poniéndose cicatera a la hora de contarme la historia a un ritmo lento en el que no pasa nada y cada supuesta sorpresa es totalmente previsible, creo que la serie Rebus no me vale ni como pasarrato.
Me interesa más la historia del hermano que la del protagonista, pero al hermano me lo ponen a hacer morritos y repartir paquetes hasta el final del capítulo, que es cuando arranca su movida. Llegas tarde Matías.
Me importa nada y menos con quien se esté acostando el protagonista. Como si se la pica un pollo.
El rollito culpable de papá divorciado y alcohólico me cansa. Y además no entiendo por qué han hecho que la cría sea tan repelente.
La compañera novata ya debería estar proscrita como recurso narrativo repetitivo y previsible.
Al prota le viene grande el papel de tipo duro y el rollito malote, por muchas flexiones que se meta. Y no se mete muchas.
El duelo con el chupito y la birra está ya muy visto y es visualmente muy plano.
La amenaza final del antagonista -sabe a quién le está poniendo el prota los cuernos- no tiene gancho, es más de portero cotilla que de tipo del crimen organizado.
En general este primer capítulo no le hace honor a las novelas en que se basa y no le voy a regalar más minutos y más córneas al resto.
Si en algún momento despega me alegro por los que tengan la paciencia de seguirla.
Yo voy a pasar de ella porque hay mucho material más estimulante circulando por ahí y esta historia la he visto ya ochenta veces en otros sitios.
He acabado el domingo y pasado al lunes viendo una de las mejores series policiacas que está disponible ahora mismo en plataformas, la australiana High Country.
Ocho capítulos, calidad y solidez en personajes y trama, muchas intriga en torno a una serie de asesinatos y respeto por el género y sus claves sin por ellos perder su propia personalidad.
Es de las que te enganchan para ver más de un capítulo de una tacada.
Muy recomendable.
Bueno, pues además de terminarme el tomo dos de Nemesis The Warlock (ver entrada anterior), la tarde del domingo me ha dado tiempo primero para ver una de las mejores películas de John Huston, La roja insignia del valor, título esencial del cine bélico que propone una visión diferente de la guerra y el heroísmo asentada sobre planos cerrados, y cuyo rechazo de la propaganda belicista y la épica de cartón piedra se manifiesta en sus planos generales dedicados a recrear el caos de la batalla en clave minimalista.
Dos regalos navideños de mi colega @telly_chavalas en 2024 y 2025 han aportado a mi colección de cómics dos joyas imprescindibles en la tebeoteca de todo aficionado a las viñetas.
Dos obras maestras, aunque el tomo dos es aún mejor que el uno.
Pat Mills imagina el mayor y más metalero disparate de mundo respaldado por los dibujos de Kevin O'Neill y Jesús Redondo en el tomo uno y O' Neill y Bryan Talbot en el tomo dos.
El uno completa el Libro 1 y 2 de los arcos argumentales del personaje.
El dos completan el Libro 3 y 4, que en el diseño de mundos se mueve en un territorio de mezcla del Submarino Amarillo de los Beatles, la película Metrópolis de Fritz Lang y el retro futurismo de Steam punk.
En Warhammer 40.000 han saqueado a modo todo lo que plantean estos tomos recopilatorios del personaje publicado originalmente en las páginas de la revista británica 2000 A.D.
El tomo dos saca más partido a la fusión de géneros y las pinceladas y guiños a personajes y novelas clásicos del genero de ciencia ficción, intriga y aventuras, y se nutre de la incorporación de Brian Talbot al dibujo y los robots de las colecciones ABC Warriors y Robo-Busters en los arcos de guerra con el planeta Britania.
Soporte físico siempre y para todo.
Para coleccionar y para ver y leer lo que te interesa y ver o leer cuando y como te de la gana.
Primer comentario cinéfilo del año: por mucho que os entusiasme a la mayoría, sigo pensando que el rinoceronte de Gladiator II es una farsa y estoy seguro de que un Seat 600 o un coche de policía de los playmobil habrían resultado más épicos y trepidantes.
Yo ahí lo dejo.
Está mañana llegaba a librerías uno de los mangas que con más interés esperaba en este verano: Shark Panic, de Tsukasa Saimura. Homenaje a...