Ir al contenido principal

Ciencia ficción: Precaución: ¡Inflamable!


Thomas N. Scortia, el autor de uno de los libros en los que se inspiró la taquillera película El coloso en llamas, que disfruté en los días de su estreno siendo un adolescente de los setenta, propone en esta antología de relatos 17 visiones de la ciencia ficción en otros tantos relatos cortos. 

Tal como señala Carlo Frabetti en su breve introducción ara esta antología, hay algo del tono apocalíptico de Edgar Allan Poe en la mayoría de los relatos, y no solo en el que rinde homenaje a esa joya de la literatura y el horror que es La máscara de la muerte roja, traducida por Scortia a la ciencia ficción en su pesadilla de Marte terraformado para el segundo mejor relato de la colección: Vieja, vieja muerte en Nueva, Nueva Venecia, solo superado por el mejor relato del libro que es El fatigado río, un auténtico paseo por el laberinto de la vejez, el amor y el anhelo de muerte en el que aborda el complicado tema de la eutanasia ya en 1973, al tiempo que perfila una visión de colapso moral y social de nuestra especie.

Pero además de esa predisposición para manejar estos cuentos para adultos desde una notable astucia y eficacia narrativa que hace de ellos una buena escuela para narradores y una buena lectura para aficionados al género y al relato corto, Scortia manifiesta una peculiar habilidad para abocetar en los mismos claves sociológicas y psicológicas muy de reveladoras del mundo contemporáneo en el que se publicaron estas historias -entre 1954 y 1973-, con una dominante en sus temas que es la creciente sensación de fracaso y soledad a nivel tanto individual como colectivo. 

En sus relatos hay desde alusiones a la frustración y la inseguridad sexual en una sociedad de consumo como la que muestran Cuando llegué a Phoenix, Una rubia en el congelador, Narciso en flor y ¡Vaya, Wurlitzer! ¡Es un papá!,  a sólidos y muy distintos paseos por paisajes de soledad como Transformación, Cuando escuche la señal y Costilla de mujer. 

Al mismo tiempo se muestra como un buen tejedor de intrigas breves pero contundentes, o mejor dicho, de la comprobada eficacia de la brevedad en el relato de intriga en Precaución: ¡Inflamable!, Aunque caiga un gorrión, La última guerra, El pez Judas y La esposa del Premier, que tanto me ha recordado el asesinato de Kennedy y las teorías de conspiración que lo rodean, quinteto marcado por comienzos que atrapan y desenlaces que van más allá de la sorpresa para afincarse en un sentimiento de lacónico fatalismo existencial. 





Comentarios

Entradas populares de este blog

CIENCIA FICCIÓN PARA TERMINAR EL VERANO

  A la vuelta del peor periodo supuestamente vacacional que recuerdo, descubro en mi librería de referencia que otro lector les ha vendido su colección de ciencia ficción.  Y yo añado unos cuantos títulos a mi propia colección.  Leer es salud. 

LIBROS EN LA BASURA

La mejor manera de definir una sociedad decrépita: libros en la basura.  Buena suerte con eso, campeones adictos a la farsa de que todo está en Internet.  La magia en que piensa y se activa tu imaginación cuando lees no está en Internet. 

COMICS: TRES DECEPCIONES Y UN PUÑADO DE MÁS DE LO MISMO

Ayer fue el día de ir a pillar cómics en las tiendas, así que voy a hacer repaso breve de lo que he leído en esa materia este fin de semana.  Para empezar aclaro que los cuatro ejemplares que voy a triturar aquí no los he pagado yo. Los ha pagado mi colega Telly, que es el coleccionista. Yo solo amontono viñetas, que en todo caso es mejor que amontonar vilezas y más cómodo que amontonar viguetas.  Así que son lo que llamo lectura prestada. Y menos mal, porque ha resultado totalmente decepcionante.  1 Ordeñando la ubre de Secret Wars Rebañando el fondo del plato y la nostalgia que pueda quedar entre los aficionados al evento original con el pretexto de recuperar personajes que no aparecieron en el comic pero sí tuvieron su figura de acción en tres dimensiones.  Prescindible. Sobrexplotación. Una batallita de un puñado de páginas. Tiempo de ocio perdido.  2 Onanismo frenético con el Doctor Muerte. Una paja cósmica del perpetrador del asunto que dice ser muy adicto...