Cuando los cedés imitan a los vinilos. Un vano ejercicio de nostalgia en tamaño mínimo que realza la grandeza perdida del ilustre antecedente.
Se cargaron los vinilos comiéndonos la oreja con promesas y ahora vuelven a comercializarlos como producto de lujo.
Mientras los VHS se convierten en fuente de inspiración para los artistas.
Y el negocio de la nostalgia y la obsolescencia sigue funcionando.
Y el producto audiovisual de soporte físico va desapareciendo mientras las plataformas nos prometen el cielo y siguen haciendo desaparecer series o películas de sus catálogos.
Un mundo feliz, amigos y amigas, un mundo feliz.
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