¡No lo dude!
¡Ponga un hombre sapo en su sopa!
Astronautas en un mundo sumido en plena carrera espacial y un monstruo creado por los experimentos con armas de destrucción masiva, eco de las pruebas nucleares y el bombardeo de Hiroshima y Nagasaki.
Sin trajes vistosos de mallas y colorines. Más cercanos, porque son humanos para los cuales tropezar accidentalmente con capacidades especiales puede ser un drama, como es el caso de La Cosa y luego sería el de Hulk.
Un mundo en el que dos superhéroes se convierten en monstruos acomplejados y rechazados, hijos, como la mayor parte de los supervillanos de la editorial, de los clásicos de la literatura de terror y de las películas de terror de los años treinta y cuarenta en Universal, que además inventaron los crossover antes que Marvel, pero también herederos de la fusión cinematográfica de los géneros de terror y ciencia ficción en el cine de los años cincuenta, con títulos como The Amazing Colossal Man, que recuerda mucho el arranque de la colección de Hulk.
Volviendo a los villanos, conseguir que sean tanto o más interesantes que los propios héroes atribulados, siempre con mucha historia detrás por desarrollar, como Namor o el Doctor Muerte, que en estas primeras historias siempre me ha parecido que podría haber sido bien interpretado en el cine por el icónico astro del cine de terror de los cincuenta y sesenta Vincent Price, estrella del Ciclo Poe dirigido por Roger Corman y variante de Geppeto en Eduardo Manostijeras de Tim Burton.
Y completando la fórmula, ecos de qlas películas de monstruos gigantes japonesas, Godzilla, nacido en 1954, y sus descendientes.
Ya lo dije, el ciclo de Marte de Edgar Rice Burroughs es no solo un clásico sino además una muy probable inspiración para personajes del cómic como Flash Gordon, y desde ahí remoto antecedente de ciclos de cine como La guerra de las galaxias y todas sus secuelas, en fila india, anticipando en su relato trepidante y a toda velocidad las claves de ritmo del blockbuster.
Y ojito, que la adaptación al cine no era tan mala como algunos sostienen.
La festividad que adorna el calendario y mi colega Telly Chavalas me han regalado uno de los arcos del Capitán América que más me gusta: la llegada del Nómada, de una época en la que los cambios de Marvel eran interesantes y respetuosos con el espíritu del personaje, y no maniobras de.postureo gratuito y pancartismo oportunista.
Es lo que pienso, así lo digo. Y ahora a esperar que me visiten los extreñidos sicarios del Departamento de Pensamiento Único, Corrección Política y Cancelación, a los que les dedico esta opinión y les recuerdo que ni siquiera son peores que un dolor de muelas, así que tampoco deberían venirse tan arriba.
Permitan sus señorías que especule y me ponga conspiranoico en este estreno del nuevo año.
Les pongo en antecedentes: la última semana de 2022 tuve el inmenso placer de reencontrarme en las estanterías de comics a una vieja amiga, pero rejuvenecida y mejorada: la Biblioteca Marvel. Y lo hice precisamente con los personajes que hace muchos años, en la lejana galaxia de mi juventud, fueron mi punto de entrada en las historias de superhéroes de esa firma cuando las editaba en España la editorial Vértice.
A pesar del modo quebrantahuesos que aplicaba a las viñetas modificadas de su versión de Novelas gráficas para adultos, siempre agradeceré a Ediciones Vértice que me abriera la puerta de ese universo de ficción que he disfrutado tanto y disfruto todavía hoy.
Años después, cuando estaba ya forjada mi afición a esos personajes, a Los Cuatro Fantásticos y todos los personajes que vinieron detrás, volví a reciclarme como consumidor de este producto con la salida, a finales de los años noventa del pasado siglo - es una solemne estupidez fruto de la casualidad, pero confieso que me resulta interesante pensar que, como la mayoría de vosotros, he pasado la frontera de un siglo a otro, y en el nuevo siglo XXI todos hemos lidiado y seguimos lidiando con tormentas como una pandemia mundial, volcanes, guerras, medios de comunicación que han sustituido la información por alarmismo, dictaduras tóxicas con armas nucleares, etcétera-, de la que creo que ya podemos renombrar como Primera Biblioteca Marvel, la de tamaño reducido y blanco y negro.
Ahora saludo y disfruto la Segunda Biblioteca Marvel, a doce euros, de momento, por ejemplar, compré el de Los Cuatro Fantásticos, creación de Lee y Kirby que hizo nacer el universo del que hablo más arriba, nacida más o menos en la fecha en que yo asomé el hocico por primera vez en este planeta, y acabo de comprarme el tomo de Hulk. Saludo los textos de acompañamiento que nos ilustran sobre aspectos curiosos de la génesis de estos personajes, de Julián Clemente, el maestro Viturtia y el progenitor Stan Lee.
Pero confieso que el teXto de Viturtia me ha puesto a pensar en que está Segunda Venida de la Biblioteca Marvel es una fórmula de reencuentro con los seguidores que pedíamos este tipo de material más asequible, no en los ilegibles y carísimos tomos-mancuerna de recopilación que están ya acercándose a los sesenta euros.
Y me pregunto, en alarde conspiranoico, lo reconozco, si esta Segunda Venida de la Biblioteca Marvel no es un reconocimiento implícito por parte de quienes más saben de esto en la editorial, de que ha llegado el.momento de reconstruir los puentes con los lectores clásicos, al menos en España, y al.lismo tiempo, obviamente, una fórmula que busca captar nuevos lectores trabajando desde el origen y la verdadera esencia de los clásicos, en un momento en que algunos hemos ya aparcado nuestra cartera en otras propuestas ante la tormenta de cambios disparatados de personajes y alternativas nuevas de los mismos que cabalgan a lomos del pancartismo reinante.
Asumo, y anticipo ya mis risas, para el momento en que este comentario active las alarmas del Comité de Actividades Anticorrección Política y se desate contra el mismo toda la furia de la Caza de Brujas del Pancartismo que adorna nuestros truculentos y falsarios tiempos de cancelacion y miedo a decir lo que pensamos.
Y me voy a leer mi tomito de Hulk tan ricamente.
Está mañana llegaba a librerías uno de los mangas que con más interés esperaba en este verano: Shark Panic, de Tsukasa Saimura. Homenaje a...