Desesperado está el mundillo creativo de los comics por encontrar nuevos caminos, o al menos carreteras secundarias mínimamente transitables, para mantener vivos a sus personajes más icónicos y seguir alimentando a la bestia multinacional del ocio en viñetas, y en este arco, Tom King parece haber conseguido sacarle todavía jugo épico con contenido a los héroes de space opera de la DC. ¿Como? Jugando la baza del alejamiento y acercamiento. Alejamiento de lo ya conocido y previsible, presentando a sus Omega Men como terroristas. Acercamiento a cuestiones, dudas y ambigüedades muy propias de la geopolítica de nuestros días trasplantadas a los planetas del sistema Vega, donde ni siquiera la ley de los Green Lantern puede imponer el orden en el caso de una tiranía galáctica en descomposición donde comienza una revolución contra la Ciudadela. Y partiendo de la base de que Kyle Rayner, el White Lantern, está muerto. A partir de ahí, ciencia ficción, intriga y ave...