Cosechador de sangre es la segunda entrega de las aventuras de los Amos de la Noche, rebeldes empeñados en vengarse del Emperador de Terra que se alían con las hordas de la disformidad y el caos reunidas en este caso en los Corsarios Rojos.
Cosechador de sangre es la segunda entrega de las aventuras de los Amos de la Noche, rebeldes empeñados en vengarse del Emperador de Terra que se alían con las hordas de la disformidad y el caos reunidas en este caso en los Corsarios Rojos.
Agridulce conclusión después de leer esta novela gráfica:
En positivo: es una edición que aplaudo y me parece muy recomendable y asequible (20 euros) para coleccionistas, e imprescindible para seguidores de Los Inhumanos. Sus extras, los textos de acompañamiento que recorren la historia de Los Inhumanos y su amplia galería de personajes y posibilidades así lo indican.
En lo negativo: en el arco del tomo Los Inhumanos vuelven a ser títeres para el lucimiento de propuestas que son muy legítimas como defensa de conceptos y valores, e incluso anticipan y pueden ser referenciadas como pioneras del modo de entender el asunto en nuestros días, pero como ocurren en nuestros días de arrebatos de adicción a las pancartas en los guionistas, no se ajustan bien a la naturaleza de los personajes en lo mejor de su potencial como vehículo de evasión y entretenimiento en viñetas.
Más claro (y aviso que esto no les va a gustar nada a los adoradores de la guionista Ann Nocenti, pero es lo que pienso, amigos, amigas y amigues): a pesar de la reverencia que algunos le puedan rendir a Nocenti, este comic es un desperdicio de personajes, un galimatías, una empanada con intento de reflexión ecologista que ciertamente la ecología no solo no necesitaba sino que incluso la perjudica, por simplona.
Y en lo referido a darle una segunda lectura sociopolítica a la propuesta, su reflexión sobre el ejercicio del poder y el sacrifico del liderato en el personaje de Rayo Negro, y el miedo a la maternidad y paternidad en el caso de éste y Medusa, no es que se quede corta, es que directamente se queda en la periferia del asunto y poco más.
No le niego a Nocenti su papel como pionera en el intento de aportar cambios en la narrativa super-heroica de los grandes sellos de difusión multinacional, pero siempre he pensado que las voces de la izquierda estadounidense no pasan de ser domesticados maullidos de gato anémico que se venden como rugidos de león en la selvática industria del ocio y la cultura popular estadounidense. Vamos que no es tan fiero el león como lo pintan.
Comparemos la paja ecológico-psicotrópica protagonizada por Cristal a toda página con la aproximación más shakesperiana a Maximus y la manera en la que aborda a dos de los personajes ninguneados por el guión: Rayo Negro y Tritón.
Resumiendo: la edición y el tomo muy buenos, recomendables. El guión de Nocenti flojo y confuso, aunque le apunto muy en positivo su atrevimiento al dejar la trama completamente abierta en el desenlace. Y el dibujo dependiendo de su entusiasmo de Blevins por los personajes.
Gav Thorpe nos lleva a los tiempos inmediatamente posteriores a la revelación de Horus Lupercal como un bastardo traidor contra el Emperador de Terra, tras la traición de Isstvan y la aniquilación casi completa de la Guardia del Cuervo. El primarca de esa legión, Corvus, se empeña en reconstruirla partiendo de la investigación sobre los experimentos genéticos del Emperador para crearle a él y a sus hermanos primarcas. Un secreto genético que si cae en manos de los rebeldes puede convertirse en la herramienta del fin del Trono de Terra y extender el dominio del caos.
En los últimos tiempos las fronteras entre el cine y el comic se han diluido en una dinámica de acercamiento y cruce de ambos medios que incluye el traslado de profesionales de un campo a otro. El cine copia al comic y el comic copia al cine, en una telaraña de relaciones que como no podía ser menos ha acabado reclutando a las estrellas de la pantalla grande para las fábulas narradas en viñetas.
Las ilustraciones que acompañan el texto son un buen ejemplo de ello tomando como campo de búsqueda los tebeos y el western, tema apasionante que pienso volver a tocar siempre que pueda.
Ahí va mi lista de estrellas «robadas» al cine para el comic -western.
El más ocupado, sin duda, Clint Eastwood, que aparece en tres colecciones, como estrella invitada en Durango, en la más reciente serie del clásico del género Jonah Hex, y en Corpus Christi.
Luego tenemos a Sean Connery protagonizando Estrella del desierto, a Robert Redford en McCoy, y a Jean-Paul Belmondo como el teniente Blueberry.
Está mañana llegaba a librerías uno de los mangas que con más interés esperaba en este verano: Shark Panic, de Tsukasa Saimura. Homenaje a...