STAR TREK: DE LA TELEVISIÓN AL CÓMIC
Adaptación del guión que escribió Harlan Ellison para el episodio número 28 de la primera temporada de la serie de televisión Star Trek, este tomo es sin ninguna duda una joya para coleccionistas de comics pero también para aficionados al universo Star Trek y para quienes se interesan por las adaptaciones de un medio a otro.
Editado en Estados Unidos por IDW (en España www.drakul.es), nos recuerda que hay muchas sorpresas de calidad y gran interés esperando a quienes amplíen su zona de interés por las viñetas más allá de los productos Marvel y DC y los superhéroes.
Sobresaliente trabajo de adaptación, cuenta en el dibujo con J.K Woodward y en guión con Scott y David Tipton, completado con portadas de Juan Ortiz y Paul Shipper.
El Cuaderno de bitácora marca la Fecha estelar 3134.6 y la nave Enterprise NCC-1701 surca el espacio llevando entre sus tripulantes a un emprendedor traficante de gemas del sonido que abusa y chantajea a un oficial adicto a las mismas, introduciendo una de esas reflexiones sobre asuntos reales enmarcados en el envoltorio de ciencia ficción de la serie que hicieron de la misma un ejemplo de tratamiento adulto de ese género en el audiovisual estadounidense de su época.
El diálogo se ocupa de dar un fondo temático al encuentro entre los dos personajes desvelando el "plan de negocio" del traficante, que recuerda la Guerra del Opio librada por el imperio británico en China: convertir en adictos a todo un planeta para luego esquilmar sus riquezas. Y no es leyenda negra sino historia de la expansión y expolio de Asia a manos de Gran Bretaña. El que esté libre de sombras en su historia que tire la primera piedra y promueva leyendas negras.
Pero esa es solo la punta del iceberg de la propuesta temática que nos hace esta adaptación al cómic que nos trae de vuelta una galardonada trama de Harlan Ellison, tal y como había sido concebida por este pero liberada de las limitaciones que sobre la misma volcaron los recursos disponibles de la serie y las exigencias del medio televisivo en los años sesenta.
Respecto a eso esta versión en viñetas ha sido más eficaz a la hora no tanto de esquivar como de asumir y utilizar a favor del relato las limitaciones de su medio de lo que fue la serie de televisión. La versión de cómic supera absolutamente a la audiovisual, al contrario de lo que ocurre en la adaptación del guión original de El planeta de los simios que ya comenté en otro post de este mismo blog hace unas semanas.
Un ejemplo. El cómic no cuenta en principio con movimiento como tal, al contrario que el cine o la televisión, pero sus creadores poseen el talento para generar su propia variante de movimiento así como con su propia versión de tiempo, elementos clave en toda serie o película. Se puede observar su estrategia al respecto en la página que aborda el enfrentamiento entre el traficante y el adicto. En la misma asistimos a un despliegue de horizontalidad en seis viñetas, más una viñeta esencial de detalle de las manos de los personajes y las gemas en el momento del intercambio.
Posteriormente, en el encuentro con los guardianes de la eternidad, la horizontalidad queda aparcada en beneficio de la verticalidad en la construcción de la página, verticalidad descriptiva de la superioridad de esos misteriosos entes humanoides coincidiendo con una descripción del tiempo como flexible y no rígido. Se plantea así la premisa esencial para toda esta trama de viaje espaciotemporal, tema recurrente en la saga de Star Trek habitualmente explotado con éxito en cualquiera de sus variantes, y al que suele incorporarse el juego con la aberración alternativa de realidades paralelas, un clásico de la franquicia.
Pero la espina dorsal de toda esta adaptación son las cuatro páginas en las que el dibujo cambia materiales y pasa a la tinta china para desplegar toda la magia creativa de la que es capaz un comic en un brillante ejercicio de sencillez que oculta una gran complejidad, tanto en su tema como en su propuesta visual.
En cuatro páginas que aparentemente abordan un encuentro de Kirk y Spock pero en realidad materializan las dudas morales que se despliegan en la mente del capitán de la nave Enterprise, se resumen tanto el tema central como los subtemas que lo acompañan, el duelo del deber y la responsabilidad con los deseos personales y los sentimientos, el pulso que mantenemos todos con la lógica racional y nuestras emociones.
Queda demostrado además en esas cuatro páginas que el cómic puede resolverse con diálogos en primer término sin restar un ápice de fuerza a sus imágenes. No hay conflicto sino sinergia. Por otra parte esas cuatro páginas son un gran ejercicio de traducción de las claves del lenguaje cinematográfico y televisivo al lenguaje del cómic.
En el final de cada página encontramos un punto de inflexión que marca la evolución del duelo entre Spock, la razón, y Kirk, las emociones. Y Spock, al que vemos antes como sombra que amenaza la felicidad sentimental de Kirk, siempre tiene la última palabra.
Desde el punto de vista del analista, esas cuatro páginas son buen campo de trabajo sobre el verdadero protagonismo en los momentos paradigmáticos del relato porque resumen toda la trama y están construidas con Spock como conductor de las mismas, aunque el personaje para el que se construyendo, en tanto que es el que se enfrenta al dilema, es Kirk.
La clave que establece todo ese duelo como materialización del debate que mantiene Kirk consigo mismo, con Spock jugando el papel de una especie de conciencia, la encontramos en la ilustración de Kirk que abre ese encuentro de los dos personajes en la oscuridad de la mente del capitán, como un recuerdo. El perfil del rostro de Kirk domina por su tamaño y el color ese arranque de las cuatro páginas, a las cuales, significativamente, da la espalda, definiendo así las mismas como un flashback.
El último número de los cuatro que integran el arco argumental de este cómic tiene un invitado muy especial, el veterano de Verdun, la sangrienta batalla de la Primera Guerra Mundial que ejerce como último aviso del ejercicio de responsabilidad para Kirk. Según confesión del dibujante en los interesantes extras que incluye esta edición en castellano, el rostro del personaje es el de Harlan Ellison. Un merecido homenaje para el maestro de la ciencia ficción.
Comentarios
Publicar un comentario